Un viaje de chicas, amigas o hermanas es casi imprescindible para no perder la esencia de mujer una vez al año. Y si bien este viaje vino de rebote de otro a París, no lo cambiaría por nada del mundo.
¿Destino? Londres, la ciudad moderna, diversa, histórica y actual. Me declaro, definitivamente, enamorada de este sitio del planeta y de su gente
Cuatro días en Londres es suficiente para verlo tranquilamente. Llegamos el primer día y nos dirigimos a Tower Hill. Una zona histórica pero plagada de edificios modernos.
La torre de Londres, Tower bridge y rascacielos se fusionan en un mismo paisaje. No deja indiferente a nadie. Ambas de visita obligada. Los interiores de la torre de Londres marcan la historia de Inglaterra y, aunque la entrada es cara, merece la pena.
Por otro lado, quien no quiere miles de fotos en el mítico puente??
Tras recorrer todo el recinto y hacer miles de fotos... nos dirigimos al centro de la ciudad a ver el mítico big ben, parlamento y las infinitas cabinas rojas que lo rodean. A pesar de que casi nadie las utiliza, son un icono de Londres y cientos de turistas simulan una llamada para hacerse una foto. Esa zona, sin duda alguna, es Londres en su esplendor.
Lo mejor de Londres es que de un sitio a otro todo te maravilla, ya que tanto taxis, calles, autobuses o diversidad racial son símbolos de la ciudad.
Una vez allí, paseos por el centro, tiendas y aventuras en el metro nos acompañaron. Un metro muy diferente a Madrid. Por la noche nos acercamos a ver iluminado el big ben y el London eye, mientras no podíamos repetir que nos encantaba.
Y, por último, esa misma noche nos adentramos en Chinatown, donde pareció que nos habíamos transportado a otro continente y cenamos por allí la comida más típica y auténtica de la misma China!
El segundo día nos acercamos a weistmister y tuvimos la suerte de entrar y disfrutar de la silla de la coronación, el claustro, las tumbas de los reyes y la iglesia donde se casan los reyes. Recrear la línea de sucesión más curiosa del mundo me interesó muchísimo. La entrada es cara, pero es imprescindible y con la entrada te da una audioguía que te cuenta todo al detalle.
Tras comer comida rápida, fuimos al museo British a ver el antiguo Egipto y los secretos que se han traído de todas las partes del mundo.
Y, para terminar el segundo día, nos fuimos a recorrer los pubs de Londres y al famoso pub de Sherlock, donde el ambiente del detective se respira en cada rincón. Cerveza Abbey ale y Sherlock nos acompañó en este pub!
Y tras este sitio y ya animadas, paseamos por otros pubs, llenos de ambiente, de gente fantástica y de anécdotas curiosas. Y es que Londres tiene vida, de todas partes del mundo y de miles de maneras diferentes.
El tercer día amaneció muy soleado y nos dispusimos a ver los mercados más míticos de la ciudad: candem market, portobello.... Tiendas, mercadillos, sitios de comida étnica.... Disfrutamos como enanas descubriendo cada sitio de esos sitios tan curiosos dividimos por zonas de diferentes países.
Lo mejor para moverse por allí es la travelcard diaria, que te permite coger cualquier transporte durante un día y en seis zonas de Londres diferentes. Y con lo caro que es el metro por allí, merece, sin duda, la pena.
Tras horas por los mercados, llegó el momento del London Eye! Merece tanto la experiencia que te olvidas de todo. Una vista de todo Londres te mostrará lo pequeño que somos realmente.
Tras las miles de fotos y la experiencia 4D que acompaña la entrada, terminamos de pasear por el Soho, de reírnos y disfrutar antes de cenar y vivir nuestra última noche Londinense.
El último día en Londres, aprovechamos para ir al Museo de Ciencias Naturales, Harrods y Hyde Park. La verdad es que no podía hacer mejor día para ese plan, despidiendonos de Londres y su ambiente.
Y el final del viaje, algo accidentado debido a que por culpa del retraso de más de una hora del easybus, casi perdemos el avión con easyjet. Tras correr como locas y llegar al aeropuerto con 30 minutos antes de salir el avión, conseguimos regresar a Madrid.
En resumen, un viaje fascinante rodeada de gente que me quiere, con experiencias únicas y con miles de recuerdos para siempre. Y si bien me quedé sin ver la Torre Effeil, ya habrá otras ocasiones mejores y me quedo, sin lugar a duda, con este fantástico viaje a Londres!!!
Laura.