La erosión, el tiempo y las temperaturas han hecho que una montaña típica castellana se transforme en barrancas y acantilados dignos de ver y poco típicos de la zona.
La entrada a este parque natural es gratuito y siempre hay gente. A nosotros nos coincidió con la romería del santo patrón, por lo que había más gente de lo normal.
Puedes perderte por el parque las horas que quieras. Lo recomendado es llegar con el coche hasta el primer mirador, aparcar en el aparcamiento y empezar tu ruta y tus asombrosas vistas.
Si no tienes ganas de andar o no puedes, la carretera de piedras para los coches sigue a través de todo el sendero natural, que distinguirás fácilmente ya que está rodeado de miradores donde la gente hace miles de fotos.
Para disfrutar más de las barrancas ve un día soleado, a ser posible al atardecer. El paisaje se tiñe de Marrón y merece mucho la pena.
Puedes comer alli de pic-nic o acercarte a Burujón o a Toledo a comer.
Y así, tan cerquita de Madrid, puedes disfrutar de un día de naturaleza, desestre y sin contaminación de manera gratuita.
Laura!
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