Givenchy en el Thyssen, la leyenda viva

Hubert de Givenchy nació en Beauvais en 1927 y, debido a la pronta muerte de su padre de quien heredó el marquesado de Givenchy, creció junto a su madre y abuela de las que aprendió a apreciar los tejidos. Contrariamente a lo que su familia quería, no se convirtió en abogado sino que siguió  el destino que le marcaba su pasión artística y entró en la Escuela de Bellas Artes de París y se formó en los talleres de Jacques Fath y Robert Piguet. Recomendado por Christian Dior, entró en el estudio de Lucien Lelong y después, gracias al ilustrada René Gruau, en la casa Elsa Schiaparelli donde trabajó como director artístico durante cuatro años.

Fue entonces cuando decidió seguir su propio camino y abrir su pequeño atelier de la Rue Alfred de Vigny de París. Era 1952 y la leyenda daba comienzo. La prensa lo recibió con halagos y The New York Times bautizó esta nueva etapa con un espléndido titular: 'Ha nacido una estrella'. Una estrella que no se apagaría nunca. Givenchy no dejó indiferente a nadie con sus colecciones, revolucionarias y sorprendentes, tanto que el diario Le Figaro lo llamó l´enfant terrible.

Givenchy es gran admirador de la obra de Balenciaga, su mentor, de quien dice que es su "religión" y heredó del diseñador español los trazos, los volúmenes y la forma de hacer alta costura.

El Museo Thyssen-Bornemisza acoge su primera incursión en el mundo de la moda acogiendo una fantástica exposición dedicada a Givenchy que ha sido supervisada por el propio maestro y repasa sus creaciones más icónicas elegidas por el propio modisto que, con sus casi dos metros de altura y con cerca de 90 años, se presentó en Madrid con su eterno bastón y acompañado de su pareja, el sastre Philippe Vennet, para cuidar cada detalle de la exposición que incluye un centenar de vestidos procedentes de museos y colecciones privadas de todo el mundo que se exponen junto a lienzos de Zurbarán, Rothko, Ernst, Sargent o Miró - pues el modisto, como también lo fuera Yves Saint Laurent, es conocido por su amplia colección de obras de arte y sus referencias a la pintura.- La exposición abarca desde sus comienzos hasta su retirada en 1996, cuando venció su casa de modas al imperio de lujo Louis Vuitton.

Audrey Hepburn es la mujer que simboliza su etilo. Givenchy la adoraba y la tenía como musa. Para ella hizo todo tipo de ropa, tanto para momentos especiales de su vida personal como para sus películas. El vestuario de Desayuno con diamantes (1961) es uno de los más reinterpretados de la historia de la moda y la escena de Audrey en el escaparate de Tiffany's enfundada en su Givenchy es mítica. Pero hubo otras mujeres que desfilaron por todo el planeta vestidas por el maestro, como la duquesa de Windsor, Grace de Mónaco y Jackie Kennedy. La exposición está teniendo un éxito arrollador y finaliza el 18 de enero, así que aún estáis a tiempo de verla.