No sé qué pasa últimamente pero parece que a (casi) todo el mundo le ha dado por correr. No hay día que no sepa de alguien más que se ha apuntado al running. No sé si calificarlo de moda o epidemia, porque parece contagioso. Si a esto añades que entre los buenos propósitos de cada año, no suele faltar el clásico "hacer (más) deporte" ¡pleno al 15! Y es que, seamos sinceros, la Navidad no sólo nos dejó mensajes de paz, amor y el plus para el salón. El polvorón, el turrón y el roscón también han hecho de las suyas.
En mi caso, mi propósito de año nuevo comenzó pelín antes. Soy una visionaria (léase con ironía, of course). En diciembre comencé a salir a correr. Vale, los días se cuenta con los dedos de las manos (sí, las dos, que conste), pero quien me conozca comprenderá que me llevara un par de semanas elegir la indumentaria, descargar la aplicación Endomondo Sports Tracker (motiva muchísimo tener una aplicación de este tipo, ver tus progresos te da mucho ánimo). Quizá sean excusas de mi inconsciente para retrasar el momento, pero que levante la mano quien no comienza yendo a Decathlon o similar cuando hace un propósito deportivos de esta índole.
El caso es que allá voy yo también, iPhone en brazo, calculando distancia y tiempos, con el firme propósito de hacer del running una parte de mi vida. Aún no he experimentado ese placer del que hablan los runners, pero reconozco sentirme bien cuando termino, con la satisfacción de saber que lo he hecho. Ya me veo, a lo Carros de Fuego (banda sonora a todo volumen en mi mente para ilustrar la cuestión), cruzando la meta de la San Silvestre 2014. Además, este año llegaremos a la operación bikini algo aventajado ¿no son todo ventajas? Animaos y salid a correr. Yes, we can.
Cris
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