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miércoles, 7 de enero de 2015

Paris is always a good idea.

            

París es siempre una buena idea, decía Audrey Hepburn en la película Sabrina, y qué verdad tan grande. Cada rincón de la ciudad tiene ese no sé qué que qué sé yo que te enamora. Esta vez, teníamos tres días y ¿qué mejor escapada que París? Vaya por delante que este post no pretende ser una guía de la ciudad ni mucho menos. De hecho, como ya habíamos estado más veces en París tampoco pretendíamos hacer el tour turístico que ineludiblemente corresponde a los primeros visitantes, sino pasear, pasear y pasear intentando, eso sí, recorrer los lugares más emblemáticos de la ciudad. El hecho de ser Navidad ha dado un toque extra a esta escapada que hemos disfrutado muchísimo y que os recomiendo totalmente si tenéis ocasión. 

En otras ocasiones nos hemos alojado en el Hotel des Grands Hommes, en el Panteón, pero esta vez nos apetecía algo mas céntrico aún y, como además vimos una buena oferta, escogimos el Hotel Britannique. Nos encantó. Pequeño, coqueto, acogedor y con una ubicación privilegiada. Si vais, no cojais desayuno porque justo al lado hay una boulangerie estupenda y en la que desayunas de maravilla por la mitad de precio.

Además, el hotel está a escasos pasos de la estación de Châtelet (si os fijáis en la foto que hemos subido donde se ve el metro, el hotel es el de los toldos rojos del fondo) que, además de metro, tiene RER (algo así como el Cercanías) que conecta con el aeropuerto de Orly, así que llegar a la ciudad tras bajar del avión fue súper cómodo y rápido. Aunque hay varios modos de llegar desde el aeropuerto a París, creo que este es de lo mejor pues simplemente bajas del avión, en la propia terminal coges el Orlyval a Antony y de ahí (en el mismo andén) el RER que te deja en el centro, todo esto en algo más de media hora, ya que además no habíamos facturado. Como viajamos bastante, siempre que son escapadas cortas, intentamos llevar maletas de cabina para ahorrarnos todo el tema de la facturación y la espera del equipaje, lo que además te permite usar el transporte público mucho más cómodamente.


 

Nada más llegar, dejamos las maletas en el hotel, y nos fuimos a patear París, que es de lo que se trata. Pero aviso, aunque en el mapa las distancias parecen cortas, París es una ciudad muy grande así que ¡usad el metro! que además funciona muy bien, si no estaréis agotados antes de haber llegado a lo que queríais ver.

Sobre las tarjetas Paris Pass, si vais a entrar en muchos monumentos, merece la pena porque incluye transporte, entradas etc. Nosotros como teníamos otra idea esta vez, simplemente nos manejamos comprando billetes de diez que sirven para metro y autobús y además los utilizamos lo imprescindible porque lo que nos apetecía era caminar por la ciudad y es que una de las cosas que mas me gustan de París es que no se trata de ver lo que turística mente es llamativo, sino que toda la ciudad, al completo, es preciosa y por donde vayas caminando su encanto te embarga.

Como esta vez solo teníamos tres días y es imposible ver bien París en ese tiempo, decidimos hacer los siguientes recorridos mezcla de previsión e improvisación, porque en esta ciudad también hay que dejarse llevar (algunas de las distancias las hicimos en metro, pero también buena parte a pie):

Un día lo dedicamos a la Rive Droite y es que, aparte de los quartiers o arrondissements (es decir, barrios), el Sena divide naturalmente a la ciudad en dos zonas según queden a su margen derecho, Rive Droite, o margen izquierdo, Rive Gauche. Comenzamos, pues, por la derecha y nos dirigimos a le Marais, una de las zonas más cool de París, con pequeñas tiendas, ambiente de barrio, edificios señoriales, emblemáticos cafés... De mis zonas favoritas! Merece la pena callejearla y no podéis perderos su preciosa Place des Vosges- una de las más bonitas de París. Vimos también Bastilla, la Biblioteca Histórica, Hotel de Ville, Les Halles y toda la zona al norte de la Rue Rivoli, Palais Royal y el Louvre. Tomamos el metro hasta Montmartre, con su bohemia Place Du Tertre y el imponente Sacré Coeur. Esta zona es también indispensable para mi, tan artística y mágica. Aquí además se encuentra la viña más antigua de París y el cementerio de Montmartre, donde están enterrados algunos personajes ilustres como Degas, Alejandro Dumas, Stendhal, Zola... (aunque el cementerio más antiguo y con más personajes conocidos de París es el Père-Lachaise). Bajamos callejeando hasta llegar a Pigalle con sus famosos cabarets, como el Moulin Rouge.




 




Otro día subimos Saint Honoré hasta la elegantísima Place Vendôme, donde están las famosas firmas de joyas, y de ahí fuimos hasta la Place de l'Opéra y Grands Boulevards (Capucines, Italiens y Haussmann, donde están las famosas Galerías Lafayette). Bajamos a Les Jardin des Tuileries que nos llevaron a la Place de la Concorde, desde donde salen Champs Élysées hasta el Arc de Triomphe, al que podéis subir para contemplar las vistas (impresionan más desde la Torre Montparnasse). De ahí al Grand Palais y Petit Palais que nos conduce, después, al precioso Pont Alenxandre III. Siguiendo la orilla derecha del Sena se llega a Trocadero, desde donde se disfruta de una de las mejores vistas de la Tour Eiffel. Nosotros no teníamos ninguna intención de subir porque ya lo hemos hecho en otras ocasiones, pero si os apetece hacerlo os recomendamos comprar las entradas online por anticipado.












Hay que dedicar también un día, al menos, a la Rive Gauche, cruzando el Sena a través del Pont Neuf llegamos a la Saint Chapelle, una preciosidad gótica de espectaculares vidrieras, y Notre Dame (también se puede subir). Recorrimos el desenfadado y estudiantil Barrio Latino con sus cientos de pequeños restaurantes, créperies, boulangeries... el Panteón y la Sorbona, los preciosos Jardines de Luxemburgo, Bulevard de Saint Michel, la Èglise Saint Sulpice y llegamos al Barrio de Saint Germain, tan agradable y artístico, donde está la bonita Iglesia de Saint Germain des Pres, el Café de Flore- donde se reunían artistas como Picasso, Sastre, etc- y continuamos caminando por la orilla izquierda del Sena hasta encontramos el Musée d'Orsay, la Asamblea Nacional, Les Invalides y tras pasar el Ponte del Alma llegamos a Champs de Mars, a los pies de la Torre Eiffel para verla, esta vez, iluminada ya que ya había oscurecido.












                         

Lógicamente, si vas a París solo tres días no tienes tiempo de ver realmente el Louvre salvo que el plan sea precisamente ése, pero es un museo impresionante, que merece muchísimo la pena. Lo que sí podéis hacer si vais en invierno es entrar cuando ya se haya hecho de noche (algunos días cierran a las 21:45) y así aprovecháis ese tiempo viendo, por ejemplo, las obras más emblemáticas como La Gioconda, La Venus de Milo o La Victoria de Samotracia. Para evitar las colas de la entrada, comprarlas por anticipado o sacar la Paris Museum Pass. También os recomiendo el Musée d'Orsay, que se ubica en una antigua estación y alberga importantísimas obras impresionistas y post impresionistas ¡me encanta! 



A estas alturas, después de un año de blog, sabéis que además de apasionados de los viajes somos unos verdaderos fanáticos de la gastronomía y siempre que viajamos tratamos de disfrutar también esta faceta de los lugares a los que vamos, así que aprovecho para recomendaros algunos de los lugares que más nos gustaron (por supuesto, el mejor restaurante de París es Epicure pero es muuuuuy caro). Respecto al vino, en París es bastante caro pero hay opciones más asequibles como pedir una copa, una minijarrita de 25 cl o una media botella, porque es una pena estar en una país tan vinícola y no probar sus caldos. Si queréis saber cuáles probar, os recomendamos alguno de Côtes du Rhône, Burdeos o Borgoña. 

- Le Buillon Chartier, 7 Rue du Faubourg Montmartre. Aquí tenéis que ir sí o sí. Es un simpático y bullicioso lugar donde podéis disfrutar de la cocina francesa tradicional a un precio increíble. Ojo! se organizan colas para entrar, así que intentar ir mas bien pronto o mas bien tarde para evitar las horas punta de la comida y la cena. Nosotros tomamos escargots y boieuf bourgingon, ambos típicos de la gastronomía francesa. 


 

- La Maison de Verlaine, 39 Rue Descartes, donde vivió realmente el célebre poeta francés y también Hemingway. En pleno barrio latino está este hiper romántico restaurante que merece la pena si tenéis algo que celebrar o queréis pasar una velada 100% parisina. Hay varios menús a distintos precios, así que también sale muy bien. Aquí tomamos foie (hiper graves, también, y una de mis debilidades) con un Gewürztraminer, delicioso vino de la Alsacia que maridaba de maravilla. De postre selección de quesos francesas y una mousse casera de chocolate estaba espectacular.





- Brasserie Julien, 16 Rue du Faobourg Saint-Denis. Más caro que los anteriores pero sin llegar a los precios de otras brasseries. La comida deliciosa en una auténtica Brasserie decorada en cálidos tonos rojos y ambiente totalmente francés. Magret de pato de escándalo.



- Le Petit Saint Benoit, 4 Rue Saint-Benoît, en el corazón de St Germain des Pres, su sopa de cebolla espectacular y nos sentó de maravilla dado el frío que hacía.


- La Coupule, 102 Boulevard du Montoarnasse. Durante muchos años desfilaron por su salones toda la intelectualidad francesa, desde Sastre hasta Miterrand pasando por Léger o Picasso. Aunque los mariscos son excelentes, lo mas interesante es el local en sí, puro estilo Art Déco y respirar su atmósfera.

Para probar los riquísimos macarons franceses podéis ir a Ladurée (21, Rue Bonaparte) y Pierre Hermé (Rue Vaugirard). 


Como veis, París es siempre una buena idea. En cada estación del año tiene su aquel, pero a mi como mas me gusta es en épocas de frío y cielos grises, aun resalta así más la belleza de la Ciudad de la Luz.

Ah, tengo que decir que utilizamos el servicio de Lavacolla (www.lavacolla.com) que te permite llegar al aeropuerto de Madrid con tu coche a la hora que te apetezca, vienen puntualmente a buscarlo y cuando regresas de tu viaje, están allí con él para recogerte. Una maravilla de comodidad y, la verdad, no sale nada mal de precio.

A disfrutar!




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